lunes, 21 de enero de 2013

Capitulo 4 Un Nuevo Día


Estaban muy cerca cuando por fin se decidieron a levantar la Santamaría, acto seguido entre y baje la puerta detrás de mí.
Estudie rápidamente el lugar, era una panadería, deduje  por la maraña  de trapos que había en el suelo  que de alguna manera los usaron para impedir la entrada del gas.

-¿Cuántas personas hay aquí?- pregunte a nadie en particular.
-Somos solo cinco personas hijo- respondió el más anciano de todos y el que había abierto la puerta -yo trabajo aquí, el señor de allá y el joven estaban aquí cuando todo empezó, y esta pareja que ve aquí llego unas horas después de que todo se calmo entre comillas-

-Mi nombre es Osvaldo- dijo el anciano mientras se encaminaba hacia la barra.

-¿Cuáles son sus nombres? Pregunte al chico y al hombre que se encontraban al fondo de la barra.

-Mi nombre es Freddy y este es mi sobrino Eliezer- respondió el hombre.
-Un momento- replico el sujeto que se encontraba sentado en el suelo junto a la mujer al lado de la puerta -¿Quién eres tú y porque nos estas interrogando a todos?

Medite por un segundo en dar mi verdadero nombre, pero lo pensé mejor, quizás esto me dé algo de control sobre la situación.

-Soy el Teniente Edward Steward, trabajo en la Dirección de Inteligencia Militar- respondí  -¿Y tu quien eres?-

-Soy cirujano de la clínica Vista Alegre, mi nombre es Alberto Moncada y esta es mi esposa Isabel Yánez- apunto el hombre, aunque vi la duda reflejada en su rostro por mi respuesta.

-No estoy uniformado, ya que estaba haciendo un trabajo de inteligencia. Estaba investigando rumores sobre un posible ataque terrorista- explique, hice una breve pausa -Veo que el general estaba en lo correcto- indique como quien piensa en voz alta.

Mire de reojo a Alberto y al parecer se trago mi penoso intento de mentira.-No logramos averiguar quién es el responsable de este ataque, así que por el momento, estableceremos esta panadería como un refugio temporal hasta que lleguen la ayuda- mentí de nuevo para darle algo de esperanza a todos.
-¿Así que no saben quién es el responsable de todo esto?- pregunto Osvaldo -Apuesto que fue el imperi…-

-¿Otra vez con lo mismo?- interrumpió la mujer llamada Isabel -¿Va seguir hablando de los Estados Unidos? Quién sabe si no fue el mismo gobierno el responsable de esta desgracia- señalo la mujer con las palabras salpicadas de odio.
-Un momento señores- interrumpí el intercambio de palabras -estamos seguros de  que Estados Unidos no tiene que ver nada en este asunto, y señora-  dije mirando a Isabel -¿Cree usted que si esta fuera obra del gobierno atacarían tan cerca de Miraflores? ¿Tan cerca del presidente?- espere unos segundos para ver que tenía que decir al respecto, al ver que no tenían como rebatir mi argumento proseguí -Entiendo que no tenga confianza en el gobierno, pero créame cuando le digo que esto es obra de terroristas, aunque no sepamos quien es el responsable,  y aunque nadie se haya pronunciado al respecto-

Isabel también pareció tragarse mi mentira y no replico más.

-Señor ¿usted sabe porque no funcionan los celulares?- pregunto con voz tímida Eliezer.

En realidad hasta ese momento no fui consciente de que había perdido mi celular, quizás cuando me metí en la cisterna, o cuando forcejeaba con la gente de la iglesia.

-Hasta el momento, es muy poca la información que manejamos- mentí de nuevo -no sabemos a ciencia cierta a que nos estamos enfrentando-

-Hijo, ni la televisión ni la radio tampoco funcionan- comento Osvaldo -solo hay estática en la radio y en la televisión ni una imagen y eso que ya revise en todos los canales-

-Esto no es normal, nos atacan así de repente y aparte nos dejan incomunicados, ojala que están todos estén bien en la casa- expreso Freddy con angustia.

-Quizás es parte de su plan, el dejarnos incomunicados para así retrasar la respuesta de las autoridades- dije en tono pensativo -así tardara más tiempo en llegar la ayuda-

Vi la zozobra que mi comentario causo, todos los que me rodeaban estaban preocupados por sus seres queridos, quizás en su ignorancia pensaran que esto, era algo pasajero, que al mediodía estarían en sus casas, contándole a sus parientes el mal rato que habían pasado.

De improvisó las cosas que estaban afuera comenzaron a golpear la Santamaría; rasguñaban la puerta y gemían ansiosos, sabían que había vivos adentros.

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