Aproximadamente 12 horas antes:
-¿Se puede tomar con la queratina?- pregunto
el hombre curioso.
-Por supuesto
señor, y se llama “Creatina”- contesto Michael corrigiendo al cliente. -no
tiene nada que ver, es más, este es el complemento perfecto de la Creatina-
-¡Ah! ¿Entonces me
los puedo tomar juntos, verdad? Respondió el hombre, adoptando esa expresión
ridícula que Michael, había visto tantas veces en anteriores clientes y que
detestaba tanto.
-Si señor se pueden
tomar juntos, no hay ningún problema- Repuso Michael, esforzándose para no
atender a su cliente como si fuera un retrasado mental.
-¿Y este frasquito
que está aquí?- dijo el hombre mientras tomaba rápidamente uno y lo observaba
entrecerrando los ojos -A ver, “Fost print” ¿Qué es lo que hace?-
-Es un energizante,
señor- repuso Michael calmado, haciendo gala de la paciencia, fruto de años de
experiencia trabajando en GNC, la conocida tienda de suplementos nutricionales
y vitaminas, como vendedor y posteriormente como subgerente.
-O sea, ¿que esto
hace que me ponga papeado como tú?- Preguntó el cliente mientras sonreía con
cara de idiota, al imaginarse con el robusto cuerpo de Michael. Las mujeres se
acercarían a él cómo las abejas a la miel.
-No señor, si
quiere ganar masa muscular tiene que tomar los suplementos multivitaminicos
combinados con las proteínas que les mencione anteriormente, inscribirse en un
gimnasio y llevar una dieta balanceada- Señalo Michael mientras dirigía una
mirada a Yolanda, que se encontraba en la trastienda tomando un vaso con agua.
El cliente lo empezaba a sacar de quicio.
-¡Uhmm! Ok ya,- el
cliente metió la mano en el bolsillo de su jeans, saco un BlackBerry y le
dedico una fugaz mirada, luego añadió –muchas gracias amigo, hasta luego-
Esto no era algo
que sorprendiera a Michael. De vez en cuando entraba gente a su tienda a
preguntar de todo cuanto se les ocurría, -¿que es bueno para el hígado, hijo?-
preguntaba una señora entrada en años -¿esto se lo puedo dar a mi perrito?-
alguna vez le dijo una chica con un cuerpo escultural pero con una preocupante
escases de neuronas-¿esto hace que no se me pare él…? bueno tu sabes-
preguntaba un hombre de unos cuarenta y tantos años.
Para todos siempre
tenía una respuesta, no significaba que les gustaba responder a todas las
estúpidas preguntas que le hicieran. Lo hacía porque era su trabajo al fin y al
cabo.
Lo que si le
molestaba en verdad es cuando le tocaba atender a un tipo particular de
cliente, que venía siempre en forma de señor o señora de la tercera edad.
Independientemente de que comprara o no algún producto, se ponían a contarle
sus problemas o una que otra anécdota de su vida, o en el mejor de los casos
entablan una charla insustancial con él.
Era este tipo de
cliente al que Michael odiaba atender –gente sin oficio o sin familia- pensaba
algunas veces -que me importa a mí, compra o vete- se veía tentado a decir pero
no lo hacía para no darle mala imagen a GNC.
Cuando llegaba
alguno de estos clientes especiales, daba gracias a dios de tener a Yolanda
como compañera, una mujer de 35 años que trabaja con él en la sucursal de GNC;
del centro comercial “El Recreo” desde hace algunos meses. A ella si se le daba
bien en atender a estos clientes, y de mantener conversación con ellos.
Michael miro impaciente
el reloj de la tienda, faltaba menos de una hora para cerrar.
-Mañana estoy libre
por fin- medito Michael –voy a aprovechar para ir a afeitarme y comprarme una
camisa de cuello V en “Sara”-
De pronto recordó
que Mañana había que hacer inventario. -Yolanda le dices a Sandra que mañana le
toca a ella hacer el inventario- dijo esto con una mueca de fastidio –siempre
me deja a mi lo del inventario porque ella es la gerente y eso no es así, además es mi día libre-
-Sabes que a ella
nunca le ha gustado hacer el inventario, es mas siempre se la pasa repitiendo
que ese es el trabajo del Sub-gerente- contesto Yolanda.
-Voy a tener que ir
a la oficina a quejarme- agrego Michael evidentemente molesto –que me cambien
para otra tienda o que la cambien a ella, ya estoy cansado de aguantarme a esta
tipa, aparte de que siempre que entrega la caja me dice que no quiere problemas
con las cuentas, como dando a entender que yo no sé hacer mi trabajo-
-Sabes cómo es ella
de odiosa Michael- respondió Yolanda dándole la razón –esa fue la razón por la
que se fue el anterior Sub-gerente que estaba aquí, vivía encima de él-
-Y eso no es todo
Yola- Dijo Michael – el otro día me dijo el pana que trabaja con ella en el
turno de la mañana, que yo me robaba productos del GNC del Sambil, y que por
eso fue que me cambiaron para acá, ¿puedes creer lo mal hablada que es?-
La conversación de
Michael se vio interrumpida, por el agudo grito de una mujer en el pasillo
afuera de la tienda, parecía provenir de la entrada del centro comercial
Yolanda y Michael salieron de la tienda para ver que sucedía.
-Quédate aquí Yola,
voy a ver qué paso- le sugirió Michael a Yolanda mientras la dejaba en la
entrada de la tienda, y se dirigía a las escaleras mecánicas para tener una
vista mejor de lo que estaba sucediendo abajo en la entrada principal.
Cerca de la entrada
se podía ver tres personas vestidas de rojo forcejeando con la mujer que había
gritado antes.
Alguien detrás de
Michael sugirió gritando -que alguien llame a la policía o a los vigilantes ¡La
están robando!- otras personas se sumaron a la protesta emitiendo una seria de
murmullos inentendibles.
Una Cuarta figura
se sumo al forcejeo, derribando a la mujer.
-¡Mierda! Que es
esto- exclampo Michael, mientras un
policía corría acompañado de dos personas a detener el supuesto robo.
Michael se quedo impactado al ver que
alrededor de las figuras de rojo se estaba formando un charco de lo que parecía
ser sangre, mientras veía como tres personas también vestidas de rojo se unían
para engrosar el grupo.
El policía llego
hasta donde estaba el grupo de agresores con su arma reglamentaria
desenfundada, al tiempo que un grupo de curiosos empezaba a acercarse para
observar la escena.
Paso todo tan rápido que Michael no tuvo
oportunidad siquiera de pestañear.
Una de las figuras de rojo ataco por la
espalda al policía, el cual tuvo la agilidad para zafarse de su agresor, pero
dos más se sumaron al ataque. El policía Efectuó un disparo en la pierna de
una de las personas vestida de rojo, que
en teoría lo debía haber derribado y ponerlo a aullar de dolor, pero esta ni se
inmuto. Se lanzo directo al cuello del policía arrancándole una más que generosa porción de carne, dejando al
descubierto algunas venas destrozadas y parte de la tráquea, todo
aderezado por la sangre que escapaba del cuello del policía.
Michael contemplo
absorto como la persona que ataco al policía, masticaba con fruición la carne
que arranco de su víctima, mientras el policía, estaba tirado sobre un enorme
charco de sangre.
Las personas al
escuchar el disparo corrieron en todas las direcciones aterrorizadas. Mientras
un grupo bastante numeroso de personas igualmente vestidas de rojo, entraban al
centro comercial atacando a cuantas personas se les ponían al frente, en cambio
afuera se producían varios colisiones de autos en la calle que pasaba frente al
centro comercial.
Michael corrió con
todas sus fuerzas, hasta la relativa seguridad de su tienda cerrando tras de sí
las puertas de vidrio, y volteando el aviso de la puerta del lado donde decía
“Cerrado”.
-¿Que paso? ¿A
quién mataron?- pregunto Yolanda con genuina curiosidad.
Michael dedico una
mirada nerviosa a Yolanda –No sé, un tipo mato a un policía, le mordió el
cuello, ¡Dios! Que feo, y de repente entro un montón de gente-
-¿Y que mas? ¿Y
Quiénes son esos?- continuo preguntando Yolanda.
-No sé, pero algo
feo debe de estar pasando- contesto totalmente nervioso Michael-
-Voy a buscar el teléfono para llamar a mi
casa- puntualizo.
Michael se dirigió
a la trastienda. En el momento que abrió la puerta, lo escucho. Un sonido
distante, que venía de afuera del centro comercial, se acercaba rápido, aguzo
el oído para internar descifrar de que se trataba.
De repente, oyó y
sintió como todo a su alrededor vibraba -¿Un terremoto?- pensó, volteo para
tratar de escuchar mejor de donde provenía el sonido.
Lo siguiente que
paso fue que sintió como era empujado por una inmensa onda de presión
proveniente de afuera del centro comercial, vio como salían despedidos con él,
frasco de vitaminas C, de extractos de Ginseng, y fragmentos de vidrios de la
puerta, todo sucedió en lo que dura un pestañeo.
Finalmente fue a parar al otro
lado de la tienda donde estaba la puerta trasera que daba al pasillo de
servicio.
Su corazón latía
desbocadamente por el tremendo susto que se había llevado, de repente sintió un
ligero dolor detrás de la cabeza, lentamente se llevo una mano a la cabeza,
mientras observaba el paisaje desolador que quedo afuera después de lo que
paso.
Todo oscuro a su
alrededor, la onda expansiva había destrozado toda la iluminación tanto adentro
del local, como los pasillos circundantes, la única luz que vio, provenía de
afuera, de una tienda de ropa femenina ubicada en todo el frente, que era pasto
de las llamas.
Se levanto mareado,
mientras veía la mano que se había llevado a la cabeza estaba manchado con un
ligero rastro de sangre, su sangre.
-¡Mierda! Yolanda-
fue lo primero que Michael pensó, salió de la trastienda con paso vacilante.
Encontró a Yolanda inconsciente, debajo de una de las estanterías de frascos de
proteínas.
-¡Yola! ¡Dios!
Responde- dijo Michael temiéndose lo peor, aparto la estantería a un lado, para
verificar como estaba de grave Yolanda. Tenía una Pequeña cortada en la
mejilla, pero parecía estar bien. Aun respiraba.
-Yola despierta por
favor ¡Coño! Tenemos que salir de aquí- en ese preciso instante escucho un
tenue sonido proveniente del pasillo afuera de la tienda, no supo precisar de
qué se trataba ¿Un gemido?
En eso momento
todas las alarmas de Michael se dispararon. Afuera debe de haber un montón de
gente herida, su primera reacción fue llamar una ambulancia.
Se incorporo para
buscar su teléfono cuando vio a alguien entrar en la tienda.
No supo
identificar si la persona que entro era un hombre o mujer, ya que las múltiples
quemaduras que tenía en el cuerpo le habían dejado irreconocible, detrás venia
otra persona que tenía un aspecto igual de lamentable, la única diferencia es
que esta se arrastraba dejando tras de sí, un reguero uniforme de sangre,
puesto que tenía las piernas totalmente destrozadas ¡Error! ¡¡¡No tenia
piernas!!!
Ninguna persona
normal podría moverse, con semejantes heridas. Michael abrió la boca sin saber
que decir; esto era algo que superaba su nivel de entendimiento.
La persona que se
encontraba de pie profirió un rugido animal, secundado por un gemido lastimero
del que se arrastraba.
No eran sonidos
humanos y por su apariencia y su paso vacilante, parecían… -¿Que es lo que
parecen? Vamos Michael dilo- pensó -zombis eso es lo que parecen, zombis, como
en las películas-
-No se acerquen
más- dijo Michael aterrorizado, mientras retrocedía unos cuantos pasos.
El ser (porque no
había una forma más precisa de describirlo) que estaba de pie, estiro sus
brazos anhelantes hacia Michael, mientras que el que se arrastraba había posado
su vista en Yolanda.
En un acto reflejo y
estimulado por el miedo Michael levanto con facilidad una estantería de
productos, y la puso a modo de barrera entre ellos y el, mientras rápidamente
cargaba a Yolanda y se la echaba al hombro.
El que estaba de
pie dio un ligero empujón a la estantería, Michael fue más rápido y de un
empujón con la mano que tenia libre, devolvió la estantería del lado contrario
y derribo al ser, que por toda respuesta profirió un nuevo rugido aun más aterrador.
Michael ni corto ni
perezoso entro rápido a la trastienda, cerrando la puerta y pasándole el
seguro.
Sin pararse a tomar
un respiro agarro su celular y camino en dirección a la puerta que daba al
pasillo de servicio.
-Esto no puede
estar pasando, parece un sueño, un mal sueño- pensó
tratando de asimilar todo
lo que había visto.
En ese momento
Yolanda recobro el sentido. Michael se detuvo se inclino y la deposito
suavemente en el suelo.
-Gracias a dios que
despertaste- dijo Michael aliviado.
-¡Que fue lo que
paso!- exclamo Yolanda totalmente adolorida.
-Eso mismo quisiera
saber yo- contesto Michael, mientras marcaba rápidamente el número telefónico
de su casa. Tenía que avisar a su familia sobre lo que estaba pasando.
-¡Coño e’ la madre!
Esta porquería no tiene cobertura- dijo Michael contrariado, después de marcar
por tercera vez el numero de su casa y que por toda respuesta obtuviera el
clásico “Su llamada no puede ser procesada, intente de nuevo.
Michael reprimió
las ganas de estrellar el teléfono contra el suelo. -¡Qué raro! Siempre he
tenido señal aquí-
-Pero dime que es
lo que está pasando- exigió una asustada Yolanda, mientras se limpiaba la
herida de la mejilla, con una servilleta.
-Ya te dije que no
se- expuso Michael- lo único que sé es que allá afuera, había una pelea, quizás
un disturbio, no sabría decirte; luego un tipo se le lanzo encima a un policía,
le mordió el cuello, fue horrible. Cuando estábamos aquí adentro, algo exploto
allá afuera y nos dejo sin luz. Por último cuando me desperté entraron dos
perso…-
Michael no concluyo
la oración. No sabía definir qué fue lo que vio.
-¡Aja! ¿Y después
qué? Sigue- le urgió Yolanda.
-Bueno, después
entraron dos tipos y querían saquear la tienda- concluyo Michael, omitiendo el
detalle de que lo dos estaban horriblemente quemados y uno de ellos no tenia
piernas.
-¡Dios mío!-
Exclamo Yolanda -Seguro que van a querer llevarse todo lo que hay en la tienda,
mejor vámonos de aquí-
-Tienes razón-
agrego Michael -Vamos por el pasillo de servicio y bajemos las escaleras de
emergencia-
Michael ayudo a
Yolanda a ponerse de pie.
En ese preciso
instante, alguien comenzó a golpear débilmente la puerta de la trastienda. Los
golpes iban acompañados de un débil gemido.
-Son ellos, los
zomb… digo los saqueadores- comunico Michael a Yolanda.
Michael se encamino
a la puerta de daba al pasillo, en cambio Yolanda se quedo plantada con la
mirada fija en la puerta que daba a la tienda.
-¿Estás seguro de
que son saqueadores?- pregunto Yolanda a Michael.
-Escúchalos, parece que están
heridos-
Yolanda se acerco
insegura a la puerta y coloque su oreja sobre la puerta.
Un trió furioso de
golpes más en la puerta, hicieron que Yolanda cayera de espalda. De improviso
un brazo atravesó la puerta de madera como si estuviera echa de cartón y atrapo
el tobillo de Yolanda.
-¡Michael ayúdame!
Grito aterrorizada, luchando por zafarse mientras la puerta estaba siendo
golpeada por más de esas cosas.
Michael sin pararse a pensar en la fuerza que
se requería para atravesar de un golpe la puerta de madera, jalo rápidamente a
Yolanda. Tiro con todas sus fuerzas y por fin la mano como garras aflojo su
presa.
Ambos corrieron a
la salida sin mirar como una esas cosas lograron abrir una buen boquete en la
puerta a base de golpes. Una de ellas
forcejeaba por entrar, dejándose en su intento, buena parte de la piel en los
filosos bordes del agujero.
Michael sabía que
era inútil utilizar el ascensor por la ausencia de electricidad así que opto
por las escaleras de emergencia.
Bajaron varios
niveles agarrados del pasamano de las escaleras, ya que estaba totalmente
oscuro.
Finalmente cuando
salieron al nivel de la segunda planta del estacionamiento, se encontraron que
el panorama no era menos tranquilizador que el de la tienda.
Personas corriendo
de un lado para otro perseguidas por varias de esas cosas. Michael observo
pasmado como una mujer con un bebe en brazos era arrinconada por varias figuras
cubiertas de sangre.
-¡No por favor! A
mi niño no, por favor- chillo desesperada la mujer, y antes que la mente de Michael
pudiera procesar lo que ocurría e ir a socorrer a la mujer, una de esas cosas
la mordió en la garganta, mientras que las otras destrozaban a mordiscos, al
bebe que sollozaba aterradoramente.
Todos jalaban el
frágil cuerpo del bebe en diferentes direcciones, luchando cada uno por
procurarse un buen pedazo de carne.
Michael aparto la
vista de tan aterradora escena y tomando a Yolanda de la mano corrió en
dirección contraria.
Después de varios
segundos de angustiosa carrera, Michael vio el escondite perfecto. Una Ford
Explorer con la puerta del conductor abierta; al no ver señales de sus
ocupantes en el interior, Michael entro con Yolanda y acto seguido echaron el
seguro a las puertas.
-Yola ¿tú sabes
manejar? Porque yo no tengo ni idea- pregunto Michael mientras intentaba palpar
si la llave estaba metida en el contacto de la camioneta.
-No, tampoco se-
contesto Yolanda mirando nerviosa por la ventanilla.
Michael sintió un
fuerte golpe en la parte trasera de su cabeza. De pronto el mundo empezó rápidamente
a desvanecerse. A lo lejos creyó escuchar un grito femenino. Después todo se
volvió oscuro, muy oscuro.
Muy Buenoooo!!!...
ResponderEliminarBrutaaaaaaaaaaaaaaaaal!!
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